No he sido persona de creencias arraigadas ni de fé en aquello que es místico en nuestro pensamiento. Creo en las emociones y en toda su magia.
Pero siempre tuve presente que existe una fuerza que nos protege en cada paso que damos. Esa fuerza es como un ángel de la guarda. Un remanso de paz que nos sosiega y que nos ayuda a afrontar los difíciles momentos.
Mirar atrás y recordar todo lo que nos hizo felices. Aquellas personas que han significado un ejemplo de bondad, de amor infinito y de generosidad sin límites, nos permiten afrontar las dificultades que esta vida nos guarda. Ahora lo hago en soledad y silencio para meditar.
Pasan los años pero nos valemos de nuestros recuerdos, agarrados a lo que se almacena en nuestra memoria. Vencer los malos momentos con el recuerdo de aquellos ángeles que nos protegen.
Te veo cada día y me recuerdas mucho a ella. Ser capaz de esconder tus dolores, para que nadie sufra contigo. Alejar lo malo de nuestros pensamientos, llenando de positividad cada momento que compartimos.
Cuantas veces olvidamos el sacrificio que realizas para que podamos seguir nuestra vida con normalidad, disfrutando y riendo. Es una fuerza invisible que nos permite avanzar, esa magia espiritual de los ángeles que nos protegen.
Siempre presente en mi recuerdo,
sigues sonriendo como antes,
esa luz que enciende
y que ilumina junto a ti cada instante
hasta encontrar la paz y el sosiego
de mis recuerdos siempre presentes
En homenaje a ese ángel de la guarda que siempre me demostró su amor incondicional y a la que sigo recordando cada día
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