martes, 30 de mayo de 2017

Afrontar la pérdida. El duelo personal

Qué poco nos preparan para la muerte. Nos resulta muy difícil aceptarla como un proceso natural de la vida en sí. Quizás nos educaron para tenerle miedo, para no respetarla como una etapa más. Quizás, por eso, sentimos tanto vacío y nos cuesta afrontar la pérdida.

Llegamos a sentir que nos falta algo, como si nos arrancaran una parte de nosotros y lo sentimos de forma muy diferente. Es el duelo personal.



Vivir sin ella.
Tener presente sus recuerdos.
Enfrentarse a una realidad diaria para la que nunca estamos preparados.


Como el "principito" en su pequeño planeta, aprendemos que sólo vemos bien con el corazón..... lo esencial es invisible a los ojos. Y al mirar a las estrellas, la veremos allí.

"Sólo hemos de cerrar los ojos y tocarnos el corazón"
Entonces comprendí el valor de cuidar una rosa, de disfrutar del tiempo, de mirar con ojos sencillos y de contemplar las estrellas al caer el sol.


"Brilla, lucero mío, 
que allá donde estés, 
sólo yo te veré"


El duelo personal

El duelo es un conjunto de emociones que nos atrapa como una ola gigantesca.
De la rabia pasamos a la culpa y al reproche para terminar en tristeza y soledad.
Y es en esa soledad, cuando comprendemos y llegamos a la aceptación. Aceptar la situación de la pérdida hace que nos invadan recuerdos para que sean ellos quienes nos acompañen en nuestro nuevo camino.
Es aquí, en la aceptación, cuando te das cuenta de haber llegado al principio de un aprendizaje nuevo. Llegamos a la serenidad y al sosiego, a distinguir los recuerdos que forman parte del ayer y a construir nuevos momentos, empezar a vivir sin ella. 


Vivir el duelo personal por la pérdida de una persona querida, es una situación que nos lleva a experimentar emociones encontradas con una enorme intensidad. Cada persona lo vive de diferente manera. Por eso, debemos tener claro estos consejos para afrontar la pérdida:

1. Tómate tu tiempo. No hay un período exacto y debes aceptarlo hasta que te encuentres preparado para continuar.

2. Expresa y comparte tus sentimientos. Te ayuda a superar este duro momento. Hazlo con tu familia y amigos o exprésalo escribiendo tus propias emociones.

3. Descansa y cuídate. No dejes de hacer deporte, liberar todo aquello que te oprime. Pasear, correr, descansar y dormir harán que vuelvas a recuperar la normalidad.

4. Vuelve a vivir y marca nuevos retos. Retoma aquello que te hacía feliz y que compartías con esa persona. No hay mejor homenaje que seguir haciendo aquello que os unía.

Afrontar la pérdida es un proceso que nos lleva del duelo al descanso. 


"Ese dolor silencioso y solitario que implica la aceptación, estando en contacto con lo que sentimos, con la carencia y el vacío que deja la ausencia. Toca renunciar a lo que ya no está, dando paso a nuestra madurez emocional" de Jorge Bucay.

"No llores porque las cosas hayan terminado. Sonríe porque han existido" de L.E Boudakian


Agradecimiento especial a mis amigos Rafa López y Carmen Núñez.


lunes, 8 de mayo de 2017

Tu ausencia me duele

Tu ausencia me duele, al pensar que no estarás esperándome en tu casa.

Tu ausencia me duele, cuando falten tus besos cada tarde al despedirme.

Tu ausencia me duele, porque me resisto a pensar que te marchaste.

Tu ausencia me duele, porque no hay mayor dolor que perder a una madre.



Cuánto brillo había en tus ojos, cada vez que te miraba.
Cuánta dulzura en tus palabras, cada vez que tú me hablabas.
Cuánto amor en cada gesto y cuánta paz la que me dabas.



Ahora, roto de dolor, lloro tu ausencia.
Dibujo un corazón hecho pedazos.
Sé que estás aquí, siento tu energía junto a mí.
Siempre a mi lado, mamá.




Y en el último momento....

No estamos preparados para morir. Vivimos con la resistencia a dejar este mundo y nos educan para evitar la muerte. No afrontamos ese momento como una situación feliz, en la que recordar a quien se marcha, para reír con todas sus anécdotas y para amar a esa persona hasta su último segundo. Nos empeñamos en vivir este último momento con negatividad, mostrando rechazo a un paso que nos deja en paz y nos lleva al recuerdo.


He aprendido durante mi estancia en la Unidad de Cuidados Paliativos que encerramos diferentes historias de vida, todas ellas llenas de cosas positivas, pero que confluyen en un mismo punto: el dolor, la rabia y la impotencia para afrontar la muerte. No queremos aceptar que llega el momento de la despedida. Y no hay peor respuesta que darte cuenta tarde que te mueres, y que ya no tienes tiempo para decir lo que piensas.
La mejor medicina para este duro momento es el humor: reir juntos nos libera y nos hace soltar lastre. Recordamos todos esos momentos pasados que nos hicieron felices y lloramos.
Llorar nos purifica, sentimos la necesidad de hablar y contar esas cuentas pendientes que no fuimos capaces de decir.
Pero si hay algo que nos ayuda en la despedida final es el amor. Amar hasta el último suspiro. Sin amor no hay descanso y sin amor no seremos capaces de estar en paz con nosotros mismos. Sin amor, no somos nada.