martes, 13 de junio de 2017

Una carta con destino

¡Ay compañera del alma!

Aquí me tienes escribiendo esta carta sin saber si llegará a su destino. Quizás se pierda en el tiempo, como aquella botella que naufraga en la mar o quizás sea descubierta por quien necesita del aliento de unas palabras que brotan esperanza.
Aprendemos con el tiempo a reponernos de los duros golpes de la vida. Hay noticias que cambian, ipso-facto, el devenir de nuestro destino. A veces, de una forma cruel, nos dejamos arrastrar por lo negativo. Pero en la mayoría, surge un carácter fuerte y valiente que nos hace sobrevivir a todas las circunstancias que nos rodean.


Decidí escribir este diario y buscar 12 Razones para Luchar. Y fue cuando me dí cuenta que la más importante eras TÚ. Y esa razón para seguir, hizo que tus abrazos, fueran una terapia que todo lo cura.
Nos enseñaste un grito de esperanza que siempre repetía "luchar, luchar y luchar". Lograste llenarnos de optimismo y confianza aprendiendo que, a pesar de las pesadillas, sólo nos quedaba toda la vida y había que disfrutarla.
Conocimos, gracias a tí, a much@s amig@s que nos hicieron ver lo positivo y a enfrentarnos a los problemas. A través de la fotografía, creyendo en la revolución de las emociones, no procrastinando como mandamiento vital o teniendo una vida en la memoria, recorrimos caminos de sabiduría y aprendizaje vital, llenos de experiencias y personas maravillosas.
Me conocí a mi mismo, frente al espejo y frente a los demás, encontrando una motivación para seguir.
Y a pesar de todo, como una canción hecha himno, mirando al futuro, resistiré.


En los malos momentos, pude sentir lo que sentías, y esa empatía que creamos hizo que te necesitara a cada instante. Porque hay dolores que desgarran el alma y dejan que las lágrimas puedan salir. Y no  buscamos excusas, porque la vida se supera con actitud. Y si llevaste 65 años de dura lucha, hubo ángeles que te protegían.
Como una chispa que nos une, fue grande mi compromiso y fidelidad a tí. Tuvimos nuestra última conversación, que dejó una huella profunda , y en la que pude decirte aquellas confidencias a una madre.
Ahora, tu ausencia me duele y afronto tu pérdida como un duelo personal. Pero hemos de superar todo esto para recordar la felicidad que tanto disfrutamos.



Ser ejemplo de que no se ha acabado. Que quedan muchas cosas por hacer. Siempre en mi memoria, en mi pensamiento. Como una energía que me empuja a lograr nuevos retos, nuevos caminos por descubrir.


Y si, por casualidad, lees estas palabras, significará que la botella llegó a su destino y será para nosotros, otro momento mágico. Si el destino decide que la botella llegue a otras manos, lee atentamente esta carta para darte cuenta que la vida sólo pasa una vez y que debemos disfrutarla a cada instante, aunque vengan malos momentos. Nada volverá a pasar.

Te quiere siempre,

Tu hijo.



2 comentarios:

  1. Magnífico muestrario de sentimientos Javier, ten la seguridad que algún ángel se ha encargado de franquear la carta como certificada y, seguramente, con acuse de recibo.
    Sabrás que ha llegado cuando recibas ese acuse en forma de sonrisa cálida que reconocerás de inmediato
    Un abrazo amigo.

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